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San José, 15 de setiembre de 2023

• Se deben incorporar a los planes reguladores variables climáticas para generar medidas de adaptación, mitigación  así generar ciudades resilentes.

Se denomina cambio climático a la variación global del clima de la Tierra debido a causas naturales, pero principalmente a la acción humana.

Cualquier tipo de acción que realicemos como quema de combustibles fósiles, tala, quema de bosques y otras actividades producidas en el ámbito industrial, agrícola y transporte tendrán su impacto en nuestro hábitat y esta variación representa un desafío a nivel mundial, donde Costa Rica no es la excepción al ser un país altamente vulnerable a los efectos del cambio climático debido a su ubicación geográfica.

Es por eso, que el principal motor del cambio climático es el efecto invernadero. Imagine que los gases de la atmósfera terrestre actúen de forma parecida al cristal de un invernadero, esto crea un efecto que retiene el calor del sol e impide que escape al espacio, provocando así el calentamiento global que trae consecuencias como: 

• Elevación de las temperaturas
• Tormentas más potentes
• Aumento de las sequías
• Aumento del nivel del océano y calentamiento del agua
• Desaparición de especies
• Escasez de alimentos
• Más riesgos para la salud y 

A nivel local, los impactos de los efectos de la variabilidad climática se vuelven cada vez más evidentes, lo cual demuestra la urgencia de la implementación de un adecuado ordenamiento del territorio y enfocado en la gestión del riesgo en la planificación del mismo.

En el caso de Costa Rica, la alternativa que se ha planteado ha sido el de integrar consideraciones de adaptación y gestión del riesgo en los planes de ordenamiento territorial, es decir los Planes Reguladores (PR). 

Para ello, es necesario determinar y plantear acciones basadas en la gestión del riesgo, integrando las variables, que ya de por si, se analizan en la construcción de un plan regulador; apoyados de procesos participativos y análisis específico del territorio. 

Así lo expresaron las expertas durante el Programa de Proyección INVU, Paola Brenes, ingeniera agrónoma de la Unidad de Criterios Técnicos y Ordenamiento Territorial del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) y Nazareth Rojas del Instituto Metereológico Nacional. 

“Con la incorporación de variables de adaptación y gestión del riesgo en los planes de ordenamiento territorial local se pueden generar políticas transversales que impacten  de forma efectiva el hábitat de los  ciudadanos, así podemos conocer donde históricamente- por ejemplo- hay zonas donde tradicionalmente hay sequías o hay inundaciones”, indicó Brenes.

Por su parte Nazareth Rojas, indicó que el país debe abocarse a estos temas dado que  Costa Rica está rodeada por dos océanos con sus influencias en el clima. “Es importante determinar las vulnerabiliades de los cantones y cuáles son las medidades de adaptación que se tomarán”, explicó. 

Ambas indicaron que es una necesidad para el país y un llamado a  los gobiernos locales  para que inviertan en recabar información detallada sobre lo que sucede en sus cantones,  para generar pautas  de crecimiento por medio de los Planes reguladores. 

“Esto permitirá tomar decisiones informadas en temas sociales, ambientales, culturales y mas específicos como hidrología o meteorología que protejan y ayuden a mitigar efectos en la ciudadanía”, concluyó la ingeniera Paola  Brenes.